Hace veinte años, en un pequeño jardín de infantes, dos niños se conocieron y se convirtieron en inseparables compañeros de juegos. A medida que crecían, su vínculo se fortalecía, pasando juntos por cada etapa de la vida. En la escuela secundaria, descubrieron que lo que sentían el uno por el otro era más profundo que la simple amistad; se enamoraron. A lo largo de siete años de altibajos, se apoyaron mutuamente, celebraron éxitos y superaron desafíos juntos. Y ahora, a 20 años de aquella mañana fría en la sala de jardín de infantes, han decidido dar el siguiente paso y unirse en matrimonio. Esos niños que una vez jugaron juntos, esos niños somos nosotros.